Por decisión de la Justicia, el sistema ya funciona en La Plata y empieza a extenderse a todas las dependencias de la provincia. Para participar, hay que registrarse en una web y depositar el dinero antes de ofertar.
El martillero está por cerrar la venta y los segundos parecen interminables. La adrenalina reina en la sala. El remate contó con muchos oferentes y la tensión se puede palpar. Hábil, el experimentado martillero logra “sacar” una mejor oferta y elevar el precio de la operación. La expectativa de la mayoría de los que llegaron al lugar se derrumba cuando se baja el martillo. La escena ya forma parte del recuerdo de los remates judiciales en Mar del Plata. A partir de ahora, empiezan a regir la subastas electrónicas y todo se dirimirá frente a la pantalla de una computadora.
Por decisión de la Justicia, las subastas on line comenzaron en La Plata hace dos años y se extendieron a otras dependencias. En Mar del Plata, la primera será el 1 de febrero.
Entre los principales argumentos que motivaron el cambio de sistema está el de la seguridad y la transparencia. Ya no será necesario estar con la plata encima: para hacer una oferta, primero hay que depositar el dinero en una cuenta bancaria.
El comprador debe registrarse a través de una página web e ingresará a la subasta con un código. Las ofertas serán del 5% de la base que tenga el remate. Si a último momento, surge una nueva propuesta, el plazo se extenderá por diez minutos. En definitiva, todo se resolverá mediante una computadora.
Por decisión de la Justicia, las subastas on lines comenzaron en La Plata hace dos años. En Mar del Plata, la primera será el 1 de febrero.
“Es un cambio de sistema que rompe una tradición de cientos de miles de años. El cambio es total”, remarcó el secretario general del Colegio de Martilleros, Miguel Oppido, y agregó: “Se dejan de lado todas las subastas tradicionales. O sea que el momento de la puja, de la adrenalina del remate, se termina porque todo es electrónico”.
Sobre los beneficios que traerá la llegada de las subastas electrónicas, Oppido, resaltó que “puede haber mucha más seguridad”. “La gente no andará con el dinero encima ya que las señas no se llevan en el bolsillo. Se deposita todo en una cuenta de banco, no existe el manipuleo del dinero”, completó.
La página web por la que se realizan los remates judiciales en Córdoba.
Con 47 años en la profesión, Oppido integra una generación que deberá adaptarse a la nueva modalidad. Y que seguramente extrañará los viejos tiempos. “Quedará la nostalgia de bajar el martillo que es el arte de poder vender mejor. Es distinto estar al frente del público que fríamente a través de una computadora”, señaló y agregó que “se pierde la esencia del remate, la puja, la habilidad del martillero de sacar una oferta más, de hablarle al comprador, de poder decirle de las bondades que pueda tener la compra”.
El secretario del Colegio de Martilleros consideró que el proceso de adaptación será muy importante. “Vamos a tener que aprender mucho. Va a ser muy difícil justamente poder, a la gente de cierta edad, introducirlos en la electrónica. Pero es el momento que estamos viviendo y hay que adaptarse al nuevo sistema”, subrayó.
Ya no será necesario estar con la plata encima: para hacer una oferta, primero hay que depositar el dinero en una cuenta bancaria.
La modalidad virtual podría significar una amenaza para los martilleros, aunque dicen que no afectará su fuente de trabajo, porque la ley prevé que sigan interviniendo en el proceso, tanto a través de tareas de promoción de ventas y supervisión del estado de los bienes que salgan a remate como por el hecho de ocuparse de redactar el informe sobre la subasta que debe remitirse a la autoridad judicial.
El primer paso
La innovación de las subastas electrónicas tuvo como punto de partida el departamento judicial La Plata en 2015 y rige en causas de los fueros Civil y Comercial, Familia, Laboral, Contencioso Administrativo y en los Juzgados de Paz. Gradualmente. En la segunda etapa, se extendió a los Departamentos Judiciales de Mar del Plata, San Martín, Mercedes, San Isidro y Bahía Blanca.
“Quedará la nostalgia de bajar el martillo que es el arte de poder vender mejor. Es distinto estar al frente del público que fríamente a través de una computadora”, dijeron en el Colegio de Martilleros.
El portal lanzado por la Suprema Corte de Justicia es el punto de acceso único y seguro de toda la información inherente a la realización de subastas judiciales permitiendo el seguimiento y la participación ciudadana a través de Internet.
Las subastas judiciales permiten recaudar dinero proveniente de bienes embargados a personas deudoras para conseguir, de esta forma, liquidez para pagar a sus acreedores. Pueden ser inmuebles pro también vehículos, joyas, objetos de arte, entre otras cosas.
Cómo funciona
Las Subastas Judiciales Electrónicas están abiertas a cualquier persona mayor de edad. Antes de participar en un remate (bienes muebles e inmuebles), los oferentes deben inscribirse con todos los datos personales y un nombre de usuario y contraseña.
Aunque no hace falta estar registrado para visualizar los bienes muebles e inmuebles que se encuentran en subasta, así como sus características, valores de base y datos judiciales, sí se lo requiere para participar con una oferta. En algunos casos también es requisito realizar un depósito de garantía a través de una transferencia bancaria para obtener el código de postor que permite ofertar.
Ese código de postor, que varía de subasta en subasta, así como también el nombre de usuario con que se identifica a cada interesado, garantizan que nadie -excepto la Justicia- conozca la identidad de los oferentes a fin de que no pueden ser presionados para que dejen de pujar por un determinado bien.
Luego de iniciar la puja, la subasta tiene una duración, en principio, de 10 días hábiles. Si dentro de los últimos 3 minutos previos al cierre algún postor presentara una oferta, se extenderá el tiempo de la subasta por 10 minutos y así sucesivamente hasta que por 10 minutos seguidos no se realice ninguna oferta.
Al finalizar el acto, le llegará al participante un e-mail con los códigos de postores y las ofertas realizadas. El ganador tendrá que concurrir al órgano judicial que ordenó la subasta para firmar el acta de adjudicación.